lunes, 11 de febrero de 2008

XXV ANIVERSARIO CAUTIVO



XXV ANIVERSARIO CAUTIVO

Este fin de semana, además de las celebraciones ordinarias de los Vía Crucis de San José, él del Yacente, y el Triduo y Función de la Borriquita, la Hermandad de Jesús Cautivo ha completado los vacíos horarios (pocos) con dos solemnísimos traslados.

El primero, el sábado desde las 20.45 horas, en Solemne Vía Crucis, acompañado por dignísima música de capilla, y del frío que suele hacer cuando el Cautivo se sube a las andas.


Destacar de éste el estreno de las maravillosas andas, con faldones morado cuaresma, y que a buen seguro se le dará buen uso en los años venideros. Hubo muchísimos momentos fotografiables, el paso del Señor por la Capilla de la Soledad, junto a sus tres Titulares, el Yacente aún en sus andas; la Imagen de Éste frente al Sinpecado de la Virgen del Rocío, en una Capilla remozada e iluminada sencillamente con la luz de las velas rojas de la nº 8 que acude al Rocío; Jesús Cautivo inéditamente frente al monumento de Santa Ángela; en la Capilla del Gran Poder, frente al que hoy es el Nazareno, el Gran Poder; posteriormente postrado por la que es su Imagen a horcajadas, las del Santísimo Cristo de la Salud, el cual casualmente presidía el Altar Mayor, permitiendo aún así participar de la efeméride a la que hoy es nuestra Patrona y protectora, la Santísima Virgen de la Estrella; y cercanos ya a la media noche, cuando el Señor pisaría las vírgenes escaleras de San Juan, cual barrio madrino de la Blanca Paloma; y la llegada al Templo de la Vera Cruz, encontrándose con la Virgen del Carmen, con la que compartiría Cofradía y hacia más de treinta años que no coincidían; para terminar en el presbiterio de ermita, entre San Juan, la Pura Concepción y el Señor de la Vera Cruz, ¡Que privilegio por Dios!

En la tarde del domingo, el predicador de la Misa de Acción de Gracias, su hermano fundador y sacerdote, párroco de la Purísima Concepción de Villaverde del Río, en una homilía de esas de las de Amigo Vallejo, nos hacia ver como la Concepción de la Vera Cruz y el Señor Cautivo era la primera vez que se encontraban juntos desde su llegada allá por el 1953, y la conversación que Madre e Hijo no hubieran tenido en esa madrugada en Soledad.

Tras la Eucaristía, y la entrega de recuerdos entre ambas corporaciones, madrina y ahijada, el Señor volvería a las escaleras de San Juan, portado por sus oficiales, y acompañado por el Coro Polifónico Santa María. Igualmente, aunque en menos tiempo, se vivirían momentos inolvidables aunque ajenos para muchos. Sirva como ejemplo cuando el Señor se detuvo entre la puerta de Concha Antúnez y la presencia de Don Fernando Castejón, autor del Dulce Nombre, en la casa puerta de sus suegros.

Pasada la medianoche del lunes ya, el equipo de priostía, bien acompañado del Grupo Joven, daría por finalizado un fin de semana digno de cualquier decatlón.

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